Valentía
LAS GOTITAS DE AGUA GENEROSAS
(Cuento inventado por Beatriz Sandoval y escrito por Antonio Paoli).
Había una vez una fiesta allá arriba de una nube y todas las gotitas de agua estaban muy felices. Bailaban, se daban regalos, hacían coros. Y definitivamente no querían bajar a la Tierra. Unas tocaban el piano, otras la guitarra, la flauta. Otras pintaban, escul¬pían, hacían ejercicio, se arreglaban o simplemente observaban la belleza del cielo y sus alrededores.
Una gotita observaba a la Tierra con su telescopio y de pronto vio que todas las personas de la Tierra estaban llenas de polvo, sucias. Se fijó bien y muchos estaban a punto de morir.
Las flores de la Tierra ya casi se habían acabado, las pocas que quedaban estaban muy tristes, se marchitaban, estaban muriendo de sed. Puso mucha atención y alcanzó a escuchar algunos de sus lamentos:
— ¡Agua!, nos morimos de sed, ¡Agua!
— Por piedad estamos totalmente secos.
Los árboles también se secaban, todos los animales tenían sed y de algunos ya sólo se veían los huesos. Hasta el río traía tan poquita agua que sólo ocupaba un pedacito de su cauce, no al¬canzaba a regar ni siquiera a los árboles y las flores que estaban en la ribera, cerca de su cauce. La gotita con su telescopio se fue con las otras gotitas para detener la fiesta y gritó:
— Hermanas gotitas: se están muriendo nuestros amigos de la Tierra. Todos los animales, los árboles, las flores y todas las plantas se están muriendo de sed. Tenemos que bajar a la Tierra.
— No —dijo una gotita—, yo estoy ensayando una nueva canción y ahora no quiero bajar.
— Pero es que toda la vida de la Tierra se va a acabar si no¬sotras no bajamos pronto. La vida no puede continuar si nosotras las gotitas de agua no bajamos a la Tierra.
— No, —dijo otra gotita—, yo soy muy científica y tengo que saber bien el ángulo de caída para viajar muy certeramente.
— Pero, hermanas gotitas, la vida se va a acabar si no actua¬mos ahora.
— No, yo tengo que estar muy bien arreglada para bajar a la Tierra.
¿Por qué son tan dependientes de nosotros los seres vivos? — preguntó otra gotita—.
— Otro día le pedimos a un profesor que nos lo explique.
Pero ahora tenemos que bajar pronto.
— Ya iba a iniciarse una discusión cuando la gotita del tele¬scopio dijo decidida:
— —Pues yo me voy a tirar de una vez. No hay tiempo de discusiones. Las gotitas que quieran síganme, láncense. Tenemos que salvar al mundo.
— Cuando todas vieron la determinación de la gotita del telescopio, muchísimas gotitas se hicieron conscientes de que era muy importante no discutir en ese momento, sino actuar.
— Sí —se dijeron—, hay que bajar a la Tierra ahora.
— Y empezaron a brincar. Pronto había millones de gotitas de camino hacia la Tierra.
FIN